Buenas prácticas de comunicación de la ciencia por Internet

Decálogo

de buenas prácticas comunicativas

La Comunicación Pública de la Ciencia y la Tecnología (CPCT) constituye un elemento esencial en la formación cultural de nuestras sociedades contemporáneas. En un contexto de clara convergencia comunicativa, el audiovisual, y especialmente el de distribución en línea a través de la plataforma YouTube, junto con otras redes sociales, se han convertido en los canales preferidos por el público, sobre todo por el más joven, para el acceso a contenidos de carácter científico.

Por ello, tras analizar la reputación online de los principales comunicadores de ciencia por Internet en España, hemos elaborado una relación de buenas prácticas que se ha sometido a la consideración de un grupo de expertos en comunicación científica para consensuar este resultado final.

Los elementos de este decálogo se han ordenado de manera jerárquica en función de la puntuación media otorgada por los y las expertos participantes en el panel Delphi en el que se ha sustentado esta investigación, a lo largo de dos oleadas secuenciales.

1. Evidenciar las fuentes

El comunicador/a de ciencia debe informar de las fuentes y referencias en las que se basa para generar sus contenidos, de manera que ese ejercicio de transparencia informativa contribuya a generarle una mayor credibilidad. Para publicar contenido científico resulta indispensable haber consultado previamente a alguna fuente fiable y darla a conocer en toda comunicación. Los resultados de la investigación deben vincularse, siempre que se pueda, a las publicaciones científicas o las webs institucionales en las que aparece la información o datos utilizados.

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2. Informar sobre quién informa

El comunicador/a de ciencia debe informar claramente de su formación y conocimientos, así como de la relación económica o empresarial asociada a su actividad divulgativa, si es que existe. La transparencia es fundamental para la credibilidad del comunicador y sus mensajes, sobre todo ante cualquier posible conflicto de intereses, no solo del comunicador, sino también del medio de comunicación y de las fuentes consultadas.

9,7

3. Huir de tecnicismos

El comunicador/a de ciencia debe huir del lenguaje técnico y especializado, y una de sus principales funciones ha de ser la de traducir el lenguaje de la ciencia al lenguaje común. Para ello, es fundamental apoyarse en analogías y metáforas que ayuden a la audiencia a entender los conceptos e ideas.

9

4 Promover preguntas y cambio

El comunicador/a de ciencia debe interpelar a la audiencia y animar a sus seguidores a hacerse preguntas sobre cómo impacta en su vida diaria el nuevo conocimiento científico que se le ha brindado, e incluso animarle a realizar cambios en sus hábitos o comportamientos para lograr una mayor conexión e interacción.

9

5. Subtitular el audiovisual

En los contenidos audiovisuales es fundamental incluir una subtitulación en texto de la voz en off del comunicador/a de ciencia, tanto para facilitar el consumo de información en contextos en los que el usuario no puede consumir el audio (o una biblioteca o un tren, por ejemplo), como para reforzar el mensaje por una doble vía (audio y texto a la vez). Es imprescindible también para garantizar accesibilidad y legibilidad del mensaje (personas con discapacidad, personas que no hablan bien el idioma, etc).

8,8

6. Incluir perspectiva de género

El comunicador/a de ciencia debe incorporar la perspectiva de género en los contenidos generados; es decir, utilizar conceptos que engloben a hombres y mujeres (por ejemplo, personal investigador, comunidad científica), así como procurar citar fuentes femeninas como expertas.

8,3

7. Narrar ciencia con historias

El uso de una narrativa por parte del comunicador/a de ciencia que vincule el contenido con un relato real o ficticio a través de las técnicas de storytelling contribuye a mejorar el interés y la comprensión de los temas por parte de la audiencia.

8,3

8. Favorecer la participación

El comunicador/a de ciencia debe favorecer el diálogo y la participación de su audiencia en el análisis o debate de los temas que trata. Dejar abierta la posibilidad de diálogo y réplica fomenta la apropiación ciudadana del conocimiento y la crítica social. A pesar del riesgo de recepción de mensajes malintencionados, la comunicación de la ciencia ha de ser abierta y dialogada, de lo contrario sería información unidireccional.

8,2

9. Conectar con la actualidad

Es importante que los temas científicos a tratar estén relacionados con la actualidad, de manera que el comunicador/a de ciencia aproveche la ola o el hype informativo del momento. El gancho de la actualidad mejora el posicionamiento de los contenidos de la comunicación científica en Internet y es uno de los valores de producción de cualquier obra en el sector audiovisual.

8

10. Publicar con regularidad

La regularidad en la publicación de contenidos es fundamental para lograr un adecuado posicionamiento como fuente de comunicación de la ciencia. En este sentido, se debe alcanzar un mínimo de 2 a 3 publicaciones a la semana en cada una de las plataformas o redes sociales en las que se quiera tener presencia para lograrlo.

6

Otras cuestiones a tener en cuenta

    • El comunicador/a de ciencia debe promover la construcción de comunidad alrededor de su marca personal a través de la presencia en varias redes sociales, de manera que adapte su discurso a las características de cada una de ellas. El comunicador/a de ciencia debe intentar integrar en su actividad el mayor número de redes y plataformas sociales para alcanzar a la mayor audiencia posible y favorecer las sinergias entre sus diferentes perfiles sociales.
    • De acuerdo con la afirmación anterior, YouTube se presenta como la plataforma que favorece la mejor difusión de los mensajes audiovisuales, pero se constituye como un espacio poco favorecedor del diálogo y la interacción.
    • Los vídeos que mejor funcionan en YouTube para comunicar ciencia tienen una duración entre 10 y 20 minutos.
    • Por su parte, TikTok se presenta como una plataforma que permite establecer vínculos más intensos con la audiencia del comunicador/a de ciencia, al generar una mayor conexión a sus contenidos, pero le obliga a simplificar en gran medida sus mensajes.
    • TikTok permite lograr un gran número de comentarios de la audiencia, con los que el comunicador/a de ciencia debe interactuar y contestar para favorecer el diálogo y la construcción de comunidad.
    • En los contenidos audiovisuales es fundamental dar un amplio protagonismo personal al comunicador/a de ciencia como elemento que otorga credibilidad al mensaje, al tiempo que debe combinarse con otras fuentes de imagen para lograr un discurso audiovisual atractivo y dinámico.
    • Pese a la caída de las cifras de usuarios, Facebook mantiene su interés como plataforma social, sobre todo entre franjas de usuarios de más de 40 años, que presentan una mayor disposición a establecer un diálogo amplio con el comunicador/a de ciencia.
    • Por su parte, Instagram es una plataforma interesante para que el comunicador/a de ciencia pueda alcanzar a grupos de edad más jóvenes, pero cuenta con un menor nivel de interacción y diálogo que Facebook. 
    • En cuanto a LinkedIn, se constituye más como una plataforma de comunicación inter pares que como una ventana para la comunicación de la ciencia al conjunto de la sociedad. Con todo, a través de la segmentación y la búsqueda de grupos especializados puede ser una herramienta complementaria para que el comunicador/a de ciencia pueda llegar a determinados públicos muy específicos.
    • Por su parte, Twitter se constituye más como una plataforma para dar a conocer contenido generado originariamente para otras, como TikTok o YouTube, que como un espacio en el que crear contenidos propios de comunicación científica.

Panel Delphi

El panel Delphi de esta investigación ha estado formado por un plantel de académicas, periodistas y comunicadoras en ciencia formado por:

  • Susana de Andrés, profesora de la Universidad de Valladolid
  • Laura Chaparro Domínguez, responsable de redacción del Science Media Centre España​
  • Maite Mercado, profesora de la Universitat de València
  • Gemma Teso Alonso, profesora de la Universidad Complutense de Madrid
  • Rocío Vidal, periodista e influencer en La Gata de Schrödinger​

A todas ellas, queremos agradeer su participación en este proyecto.